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DIDÁCTICA de la FILOSOFÍA

¿QUÉ TIENE ESTE GOBIERNO CONTRA LA FILOSOFIA?

¿QUÉ TIENE ESTE GOBIERNO CONTRA LA FILOSOFIA? "¿QUÉ TIENE ESTE GOBIERNO CONTRA LA FILOSOFIA?

La LOE es la nueva Ley de Educación del PSOE, se trata de una ley de partido, con clara voluntad de conformación ideológica a través del sistema educativo, como es fácil de ver a poco que rasquemos en cuáles son las novedades que aporta este anteproyecto. Entre los catorce párrafos dedicados a los principios de la ley el término "conocimiento" sólo aparece una vez. En los catorce párrafos dedicados a los "fines" sólo leemos dos veces dicho término; la mayor parte de los fines de la ley están dedicados a valores de tipo ideológico.

La obsesión del "legislador" por salvar las desigualdades sociales de género, de clase, de raza, de inmigración, o de religión por medio del sistema educativo le lleva a supeditar todo el planteamiento de la ley, como ya hiciera la LOGSE, a la obtención del título de graduado en ESO por todos los jóvenes de entre 16 y 18 años.

Para ello, la nueva ley hace propuestas como las siguientes: los alumnos de ESO ( de 12 a 16 años) sólo podrán repetir dos años de los cuatro que dura la etapa y podrán no repetir con tres asignaturas suspensas.

Si hubieran repetido un año y no estuvieran en condiciones de promocionar de 2º a 3º podrán incorporarse a un programa de diversificación curricular para poder obtener el título de Graduado en ESO de una manera más fácil.

Si tuvieran 16 años y no hubieran obtenido el título de graduado en ESO y quisieran, podrían incorporarse a un programa de Iniciación Profesional.

Esta es la aportación que hace la ley en el sentido de permitir de algún modo los tan traídos y llevados"itinerarios", aunque no los denomine así.

Pero de todos modos, los propone un poco tarde y por exclusión, es decir porque el alumno no ha conseguido obtener el título de Graduado en ESO, no por libre elección antes de fracasar.

Como todo el esfuerzo legislativo va dirigido a este tramo educativo, para el bachillerato sólo deja dos años, en los cuales se pretende que el alumno adquiera todos los conocimientos científicos y humanísticos necesarios para continuar una formación universitaria o una formación profesional de grado superior. Las facilidades para aprobar en la larga etapa de la Secundaria Obligatoria y la brevedad del Bachillerato son las mayores pegas que subsisten en la LOE y que seguirán impidiendo dar solución a los graves problemas que afectan al sistema educativo.

Problemas detectados como el bajo nivel intelectual que se obtiene en la enseñanza secundaria tanto en la obligatoria como en el bachillerato o la formación profesional, la falta de competitividad tecnológica y científica de nuestro país no reciben soluciones satisfactorias en la nueva ley, o reciben soluciones sesgadas por los prejuicios del legislador.

Se hace un análisis muy poco realista y en ningún momento se reconoce la relación causal que puedan tener estos datos con la promoción automática y la evaluación de los alumnos, tal y como se plantea en la LOGSE. Hoy 15 años después de la implantación de esta ley se dejan sentir las consecuencias de una ley muy politizada.

La nueva Ley de Educación en materia de evaluación y promoción es totalmente continuista con la LOGSE y las soluciones que la LOE da en este punto son completamente de parcheo, adaptaciones curriculares, autonomía de los centros para organizar los refuerzos, etc. Si un alumno no está capacitado o no trabaja lo suficiente para alcanzar los objetivos mínimos exigibles, hay que "adaptar el currículum", es decir rebajar los objetivos hasta que los cumpla. La LOE convierte la adaptación curricular en una propuesta fundamental para conseguir salvar la aplicación de una ley, que nace ya asumiendo el fracaso, y agudiza la retórica de la culpabilidad del profesor ante el fracaso del alumno, pues, cada vez, que la nueva ley utiliza el término "esfuerzo" lo hace como "esfuerzo compartido" de toda la comunidad educativa. Cuando se habla de "evaluación del alumnado", se habla de "evaluación del profesorado, del centro, del currículo", etc. No se apela al esfuerzo personal ni a la responsabilidad del alumno.

Una de las pocas novedades que presenta la LOE es que suprime la Ética de 4º de ESO. La LOGSE había reducido la Ética a un solo curso en toda la formación primaria, secundaria y bachillerato. La LOE, la nueva ley del PSOE, elimina el único curso de Ética que tenía la Enseñanza Secundaria en 4º de ESO. En cambio, se propone una asignatura de Educación Cívica en Primaria, Secundaria y Bachillerato.

La otra novedad que presenta la LOE afecta a la filosofía, es la eliminación de la Filosofía como materia común de Bachillerato. La LOGSE había eliminado la Historia de la Filosofía como materia común de 2º de bachillerato, que el Decreto de Humanidades del PP había recuperado. El Anteproyecto de la LOE no contempla la Filosofía como materia común en ninguno de los dos cursos del bachillerato pues la asigna a una modalidad de bachillerato y tampoco explicita si estará presente en un curso o dos.

Es obligado preguntarse a qué se debe este afán del PSOE por eliminar la Filosofía y la Ética del bachillerato cada vez que llega al gobierno y proyecta una ley de Educación.

El actual gobierno demuestra una confusión desgraciada al abolir la Etica del sistema educativo y querer reemplazarla por una Educación para la Ciudadanía que es una enseñanza de orientación política, pues la virtud moral no es sólo cuestión de ciudadanía, sino de conciencia moral. No debemos olvidar que fue en la Atenas clásica, la polis que inventó la democracia, donde el primer filósofo fue condenado a muerte por seguir los dictados de su propia conciencia. Por medios democráticos se pueden hacer cosas buenas y malas y si los ciudadanos desconocen la honestidad y la integridad moral, la democracia será deshonesta e inmoral.

Los que conocemos los contenidos y la utilidad que tiene la enseñanza de la filosofía en este tramo educativo comprendemos fácilmente que esta supresión es un ataque en toda regla a la libertad de convicciones y creencias, a la libertad de pensamiento en último término. Sólo la arrogancia política de quienes se creen en posesión de la verdad absoluta puede explicar la osadía de suprimir de un plumazo la enseñanza de la Historia de la Filosofía del bachillerato, entre otras cosas porque ni siquiera se respalda con argumentos, razones o cálculos. Seguramente, la única razón es que los ciudadanos que disponen de una capacidad reflexiva y crítica no son tan manipulables como aquellos que tienen por única filosofía una "ideología política". En las clases de historia de la filosofía les enseñamos a los jóvenes a pensar sobre las ideas que forman sus creencias, sobre las ideas que se pregonan desde los partidos, cuál es su origen, cuáles han sido las

repercusiones históricas de las mismas, buenas y malas, o en qué medida subsisten transformadas en otras ideas al uso.

La libre reflexión sobre las ideas está de más cuando lo que se pretende es la propaganda política y partidista. Mientras la derecha liberal no sea capaz de tener una ideología que llegue a las emociones del pueblo, pues nada más que con la idea de la justicia del estado de derecho no lo consigue y la derecha más "derecha" no tenga otra ideología que la de la "Iglesia católica", el campo ideológico será pan comido. La izquierda liberal no es ningún problema pues el compromiso ideológico y político será suficiente para mantener su silencio. La izquierda católica tampoco es un problema pues

suele identificar la ideología social del partido con el mensaje social de la iglesia; éstos son los que suelen llevar a sus hijos a colegios de religiosos y luego comparten los ataques a la Iglesia. Por esta banda del espectro ideológico pueden incluso robar votos a la derecha católica que con frecuencia se ven más identificados con los discursos sociales del PSOE que con el liberalismo económico de la derecha.

Si se suprime la enseñanza de la filosofía, ya no quedará ningún testigo histórico de las falacias ideológicas y políticas, de los errores históricos a que han dado lugar. Y cualquier José Luis Rodríguez Zapatero de turno podrá utilizar los recursos lingüísticos de los filósofos sin miedo a que nadie detecte sus gazapos. Nadie sabrá que del Tratado sobre la paz perpetua de Kant sólo sabe el título, o que términos que suenan muy bien como "alianza de civilizaciones" o "diálogo" forman parte de teorías filosóficas, cuyo contenido y argumentos no importan mucho y que sólo los utiliza como recursos retóricos.

Paradójicamente, en un momento en el que se ha hecho tanta propaganda de las virtudes de pertenecer a la comunidad europea se suprime del plan de estudios de un plumazo y sin previa consulta la única asignatura que enseña el pensamiento europeo formando parte de una mima historia. Pues la historia de la filosofía que venimos enseñando en bachillerato establece un hilo conductor, sin fisuras de fronteras ni naciones, entre los pensadores más relevantes de la historia europea, desde sus orígenes hasta hoy, como contribuciones a una misma historia cultural y de pensamiento, que es el pensamiento racional.

Tal vez, el que se trate de la historia del pensamiento racional sea precisamente un objetivo a combatir por parte de nuestros actuales gobernantes. Como es bien sabido, para el actual gobierno de España es preferible resaltar la importancia de las distintas religiones, algunas que ni siquiera respetan los derechos humanos en sus propios credos, porque la fe ciega en ideologías religiosas o políticas es siempre preferible para los gobiernos sectarios; pues es más manipulable que la racionalidad y la libertad de pensamiento.

Este gobierno parece considerar, seguramente con acierto, que para llegar a las más elevadas instancias de la nación no es necesario saber mucha filosofía y que tal vez conviene que los ciudadanos no sepan de dónde extraen sus baterías dialécticas los políticos.

Sin embargo, las Asociaciones de Filosofía consideramos que saber de dónde extraen sus falacias los políticos es muy útil para la formación de ciudadanos libres y un derecho irrenunciable que no nos pueden sustraer los que representan el gobierno de turno. Los que gobiernan son representantes del pueblo, de la sociedad civil, y no el pueblo mismo, algo que no deben olvidar si quieren cumplir su papel que es meramente representativo. Una ley de Educación como otras leyes que afectan a cuestiones fundamentales de convivencia debe someterse a referéndum, no al simple negocio parlamentario de grupos que mercadean con los votos a su conveniencia partidista.

La eliminación de la enseñanza de la Ética no es tampoco casual ni inocente sino que responde a una visión equivocada de la persona y de su autonomía moral que presupone que los jóvenes no necesitan reflexionar sobre lo que está bien y mal sino que los políticos son quienes tienen derecho a decir lo que está bien y mal en sesión parlamentaria. La heteronomía moral implícita en este planteamiento es alarmante y revela la falta de higiene moral e ideológica que lleva al actual gobierno a creer que la solución de los problemas de la educación está en la eliminación de la Historia de la Filosofía y de la Ética.

La supresión de la enseñanza de la Filosofía produce alarma a todas aquellas personas que detectamos, en el comportamiento sectario de este gobierno, los tintes propios de la manipulación ideológica y de la falta de respeto a la sociedad civil.

Los primeros implicados desde la sociedad civil en la preparación de una ley de educación deberían ser los profesores; somos, sin embargo, los grandes ausentes. ¿A quien han preguntado para tomar decisiones como la de eliminar la Historia de la Filosofía del Bachillerato?. En ningún caso se ha comunicado ni consultado por parte del Ministerio a las Sociedades de Filosofía semejante decisión.

El diálogo con los distintos sectores sociales al que se refiere el MEC ha sido un diálogo de sordos. En los centros de Enseñanza Secundaria tampoco se ha debatido este Proyecto, porque existe un profundo escepticismo entre los profesores de secundaria acerca de que el diálogo con este gobierno sea algo más que una palabra hueca.

Rosa Mª Rodríguez Ladreda

Es presidente de la Asociación Andaluza de Filosofía y vocal de la

Federación de Sociedades de Filosofía""

Para la cabal lectura del artículo remitmo a su edición impresa en el períodico EL MUNDO(20/06/2005)
Samuel Izquierdo"

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