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DIDÁCTICA de la FILOSOFÍA

FILOSOMÍA Y FILOSOFÍA

FILOSOMÍA Y FILOSOFÍA

A los amigos del cuerpo me gustaría decirles que no basta con encontrar problemas en el dualismo mente-cuerpo para sentirse avalados en su monismo alternativo.

Realmente, ¿qué ventajas comporta eliminar una de las sustancias?

Cierto que la relación entre lo heterogéneo es difícilmente explicable, cierto que los fantasmas no han dado mucho juego en nuestras reflexiones ontológicas, pero no es menos cierto que no hay descripción física del mundo capaz de dar cuenta de lo que sucede en nuestra mente.

Toco y siento la curva amable, y miro y veo la luz dorada que se filtra a través del cabello o la seda, gusto el frescor ácido en la manzana verde, huelo tierra mojada y oigo el viento que mueve los altos chopos. Ninguna de estas experiencias deja de ser privada, ninguna de estas sensaciones deja de ser íntima y subjetiva.

Nuestra experiencia del cuerpo es una experiencia mental.

¿Puede, por tanto, la ciencia carecer de límites? ¿Hasta dónde llegamos con la objetividad, la experimentación y el cómputo? ¿Acaso las tomografías, con sus maravillosas áreas ilustradas de rojo, amarillo y azul, representan nuestra mente?

¿Soy mi cuerpo o tengo un cuerpo? ¿Es este mi cuerpo? ¿Qué es lo que piensa en nosotros? ¿Son el pensamiento, y los actos mentales en general, como las demás cosas? ¿Nos sucede el pensamiento igual que ocurren la sístole y la diástole? ¿Es el mundo como lo concebimos una mera ilusión? ¿Es un epifenómeno? ¿De veras sois capaces de negar cuanto creemos de nosotros?

Esto quisiera preguntar a los amigos del cuerpo y quisiera también recordarles, como hizo Sócrates en Fedón (97b), las verdaderas razones que llevan a un hombre a la prisión y a la muerte. No tienen que ver con huesos y tendones, con articulaciones o fibras musculares, ni con carne en las piernas y los muslos, sino con el sentido de justicia de un hombre firme y orgulloso y con el parecer condenatorio de sus jueces.

No. No es el ruido que hace el agua lo que cuece los huevos. No es tampoco la piel lo más profundo.


Luis Fernández Navarro

2 comentarios

Luis -

Ciertamente, Felicidad. Eso creo yo también. ¿Somos tú y yo dualistas?

Felicidad -

Pero sin cuerpo no hay mente. Es más, si la mente no recibe, a través del cuerpo, en el momento oportuno de su desarrollo los estímulos adecuados, esta no se desarrolla, o lo hace de modo imperfecto y no completamente. Nuestro cuerpo es el vehículo de nuestra mente y la conforma y la alimenta porque ella se lo pide. No se pueden separar aunque no sean lo mismo. El hombre orgulloso y justo tuvo que acabar con su cuerpo para que su mente no molestara más.