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DIDÁCTICA de la FILOSOFÍA

Terminó el curso de Óscar Brenifier

Terminó el curso de Óscar Brenifier

Coincidiendo con su participación en el VIII Congreso Internacional de Filosofía Práctica que se desarrolla en nuestra ciudad, volvió Óscar Brenifier a Sevilla. Tuvimos dos últimas sesiones de trabajo con el filósofo francés, siete horas de recapitulación, de exposición y de análisis de las experiencias didácticas llevadas a cabo con su metodología por parte de los profesores participantes en su taller de filosofía. También dos jornadas de nuevos ejercicios prácticos sobre el arte de animar debates, en el que la voz cantante (y el esfuerzo y la dificultad) nos correspondió a nosotros.

Más o menos un 40% de los participantes en el curso desarrolló prácticas docentes de diálogo en clase a lo largo del último mes. Fueron mayoritariamente positivas y bien acogidas por el alumnado, pero se puso de relieve la dificultad de encajar la metodología abierta del taller con la cerrada programación académica y con los tiempos limitados de trabajo en las clases del instituto. Al tiempo se ofrecieron alternativas de adaptación, como los microdebates a propósito de los conceptos esenciales programados.

El profesor Brenifier siempre ha animado a centrarse en lo esencial, en el ejercicio del pensamiento vivo, en el diálogo, insistiendo en esta necesidad de adaptación particular y de diseño adecuado de las prácticas concretas. Fue esto lo que sacamos en conclusión y ahora hay que ponerse a trabajar.

Y mucho. Mucho esfuerzo necesita, en efecto, formarse en la práctica del taller de filosofía en clase. Muchas horas y mucho trabajo de reflexión personal y de acomodación o ajuste de las prácticas dialógicas a la idiosincrasia de cada profesor o grupo de alumnos. Hay que olvidarse para ello de las prisas académicas, porque no todas las curvas del complejo camino del pensamiento han de tomarse a la misma velocidad. Hay que orillar el espíritu “maternal” de la clase magistral, dejando que los alumnos reflexionen por sí mismos. Y es que no se puede enseñar a pensar... pensando por otros. Hay que abdicar del exceso de intervención docente propio del modelo tradicional de relación con los estudiantes, ceder más la palabra y dejar más espacio al pensamiento.

Luis F. Navarro (luiscorreo@telefonica.net)

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