Injerencia y petición de retractación.
Bueno, ante todo, una disculpa por salirme del tema de la web, pero quería que leyérais este escrito y, si os apetece opinárais sobre él. Para mí es una cuestión de ética social importante:
Injerencia, según el DRAE, es la acción o efecto de injerirse, e injerir consiste, entre otras cosas en "meter una cosa en otra" o en "entrometerse, introducirse en una dependencia o negocio".
Esto último es lo que ha hecho un alto cargo del Vaticano al respecto de la reforma legal española que permitirá a los homosexuales casarse legalmente, adoptar hijos como matrimonio, etc. Parece ser que este alto cargo -y destaco su carácter elevado en una jerarquía que pertenece a un Estado, el Vaticano, para que no quede oculto tras su identidad religiosa, cobertura que se toma de excusa para justificar este tipo de acciones- ha animado a los funcionarios y demás trabajadores al servicio del Estado Español a que incumplan las nuevas leyes -incluso si esto supone que pierdan su empleo- y no respeten los derechos que en ellas se reconocen.
Me pregunto qué ocurriría si el que hubiera propuesto eso en los medios de comunicación fuera un Secretario de Estado o cargo similar de cualquier otro país del mundo. Posiblemente hubiera supuesto un incidente diplomático. En el caso de algunos países se hubiera incluso llamado a capítulo a los embajadores como medida de presión. ¿Por qué pienso esto? Porque lo que acaba de ocurrir es que un alto cargo de un país extranjero acaba de hacer pública Apología del Delito, del incumplimiento de la Ley en nuestro país, descalificando al gobierno legítimo y al Parlamento Español.
Como el alto cargo del Vaticano, en esta duplicidad en la que todo vale y se confunde, lo es de la Iglesia Católica, la cuestión aparece como la reprimenda de un líder moral a sus feligreses... Pero ni siquiera es simplemente así. Lo que ocurre es que un alto responsable de una organización extranjera que tiene sucursal en nuestro país incita a la desobediencia y al delito a los trabajadores públicos de España y descalifica moralmente a su gobierno y parlamento.
Me pregunto que hubiera ocurrido si quien hubiera hecho estas descalificaciones e incitaciones hubiera sido un alto responsable de Greenpeace internacional. Posiblemente la reacción hubiera sido otra.
Lo más grave es que tenemos un Concordato, o sea un acuerdo político, sobre distintas cuestiones con esa Iglesia y ese Estado. Lo grave es que mantenemos y apoyamos con dinero público a esta institución. ¿Tenemos que seguir haciéndolo y soportar al mismo tiempo la intrusión en la organización interna de nuestro país y en el normal ejercicio de nuestras instituciones legítima y democráticamente elegidas?
Si no se produjera una retractación inmediata y una petición de disculpas pública por el Estado Vaticano y unas declaraciones inmediatas de la Iglesia Católica Española de que no piden a sus fieles que cometan estos delitos, creo que debería iniciarse un proceso de suspensión de los privilegios que dicho Estado extranjero y dicha organización gozan en este país (subvenciones, convenios legales, disfrute de espacios públicos, etc.)
Quiero aclarar que ya no es el tema de la cuestión lo importante en esta disputa, sino la INJERENCIA en nuestra organización interna como país y la DESCALIFICACIÓN de nuestras instituciones democráticas.
Quiero aclarar también, porque me temo que ante cualquier respuesta firme de nuestras instituciones, incluso ante esta misma carta abierta, se comenzará a manejar la imagen de la persecución, de la pureza moral hostigada por el Poder..., que no se trata de la acción de un individuo o grupo resistiendo con valentía en el seno de una sociedad hostil, sino de las declaraciones de un alto cargo de un país y una organización incitando al delito y descalificando moralmente a las instituciones de otro país: estas declaraciones no están hechas desde el riesgo y la lucha junto al pueblo al que animan a actuar (como hacían ejemplos elevados de promotores de la desobediencia civil como Ghandi o Martin Luther King) sino desde la seguridad y la protección de su alta posición en ese Estado Vaticano, suficientemente lejos de las personas a las que incita a desobedecer la ley y a sacrificar incluso su modo de ganarse la vida.
Voy a enviar este escrito a distintas instituciones, incluso a la misma Iglesia Católica.
CP
Injerencia, según el DRAE, es la acción o efecto de injerirse, e injerir consiste, entre otras cosas en "meter una cosa en otra" o en "entrometerse, introducirse en una dependencia o negocio".
Esto último es lo que ha hecho un alto cargo del Vaticano al respecto de la reforma legal española que permitirá a los homosexuales casarse legalmente, adoptar hijos como matrimonio, etc. Parece ser que este alto cargo -y destaco su carácter elevado en una jerarquía que pertenece a un Estado, el Vaticano, para que no quede oculto tras su identidad religiosa, cobertura que se toma de excusa para justificar este tipo de acciones- ha animado a los funcionarios y demás trabajadores al servicio del Estado Español a que incumplan las nuevas leyes -incluso si esto supone que pierdan su empleo- y no respeten los derechos que en ellas se reconocen.
Me pregunto qué ocurriría si el que hubiera propuesto eso en los medios de comunicación fuera un Secretario de Estado o cargo similar de cualquier otro país del mundo. Posiblemente hubiera supuesto un incidente diplomático. En el caso de algunos países se hubiera incluso llamado a capítulo a los embajadores como medida de presión. ¿Por qué pienso esto? Porque lo que acaba de ocurrir es que un alto cargo de un país extranjero acaba de hacer pública Apología del Delito, del incumplimiento de la Ley en nuestro país, descalificando al gobierno legítimo y al Parlamento Español.
Como el alto cargo del Vaticano, en esta duplicidad en la que todo vale y se confunde, lo es de la Iglesia Católica, la cuestión aparece como la reprimenda de un líder moral a sus feligreses... Pero ni siquiera es simplemente así. Lo que ocurre es que un alto responsable de una organización extranjera que tiene sucursal en nuestro país incita a la desobediencia y al delito a los trabajadores públicos de España y descalifica moralmente a su gobierno y parlamento.
Me pregunto que hubiera ocurrido si quien hubiera hecho estas descalificaciones e incitaciones hubiera sido un alto responsable de Greenpeace internacional. Posiblemente la reacción hubiera sido otra.
Lo más grave es que tenemos un Concordato, o sea un acuerdo político, sobre distintas cuestiones con esa Iglesia y ese Estado. Lo grave es que mantenemos y apoyamos con dinero público a esta institución. ¿Tenemos que seguir haciéndolo y soportar al mismo tiempo la intrusión en la organización interna de nuestro país y en el normal ejercicio de nuestras instituciones legítima y democráticamente elegidas?
Si no se produjera una retractación inmediata y una petición de disculpas pública por el Estado Vaticano y unas declaraciones inmediatas de la Iglesia Católica Española de que no piden a sus fieles que cometan estos delitos, creo que debería iniciarse un proceso de suspensión de los privilegios que dicho Estado extranjero y dicha organización gozan en este país (subvenciones, convenios legales, disfrute de espacios públicos, etc.)
Quiero aclarar que ya no es el tema de la cuestión lo importante en esta disputa, sino la INJERENCIA en nuestra organización interna como país y la DESCALIFICACIÓN de nuestras instituciones democráticas.
Quiero aclarar también, porque me temo que ante cualquier respuesta firme de nuestras instituciones, incluso ante esta misma carta abierta, se comenzará a manejar la imagen de la persecución, de la pureza moral hostigada por el Poder..., que no se trata de la acción de un individuo o grupo resistiendo con valentía en el seno de una sociedad hostil, sino de las declaraciones de un alto cargo de un país y una organización incitando al delito y descalificando moralmente a las instituciones de otro país: estas declaraciones no están hechas desde el riesgo y la lucha junto al pueblo al que animan a actuar (como hacían ejemplos elevados de promotores de la desobediencia civil como Ghandi o Martin Luther King) sino desde la seguridad y la protección de su alta posición en ese Estado Vaticano, suficientemente lejos de las personas a las que incita a desobedecer la ley y a sacrificar incluso su modo de ganarse la vida.
Voy a enviar este escrito a distintas instituciones, incluso a la misma Iglesia Católica.
CP
5 comentarios
claudio -
Paco Pacheco -
CP -
Pero sí exigiendo respeto a las instituciones y que no haya trato de favor para la Iglesia.
Es hiriente que se subvencione con dinero público a una asociación que se dedica a fomentar la discriminación y el incumplimiento de las leyes que proporcionan igualdad de derechos.
Anónimo -
Fin del concordato y una iglesia quemada (de las nuevas) por cada agresión.
Anibal -
Toc, Toc ! ¿Realmente existe algún funcionario que acuda a este llamamiento?.
Son estrategias orquestadas desde los departamentos de marketinggg o comunicación y respuestas como la tuya hacen eficaces sus estrategias; no hay que echar cuenta.