Llegan los cafés filosóficos (Jejeje, han tardado en enterarse)
La filosofía ha dado el salto a la calle. Cafés, vinos y asesores de pensamiento tienen gran éxito porque ayudan a afrontar los problemas de la vida.
Fuencisla Muñoz
24/04/06
Son las diez y media de la mañana y un grupo de personas llega con puntualidad británica a la sala infantil de la Biblioteca Pública Chamartín, en Madrid. Es la tercera edición, en esta biblioteca, del café filosófico que dirigen Juan Carlos Alonso y María Luisa Cabrejas, de la Asociación Española para la Práctica y el Asesoramiento Filosófico (Asepraf). La entidad intenta conseguir que esta disciplina, hasta ahora encerrada en el ámbito académico, tome de nuevo las calles y las plazas públicas, como ocurría en Grecia en tiempos de Sócrates. No es la primera vez para la mayoría de los asistentes al café filosófico. Para Enma es la tercera y confiesa estar encantada; Javier y Marisa son auténticos incondicionales y acuden a todas las que pueden.Hoy el tema propuesto es el miedo.Todos participan y escuchan con atención: alguien recuerda los miedos infantiles, otro plantea el miedo a la muerte... pero, ¿también hay miedo a vivir?, pregunta Juan Carlos. ¿Es genético? Los miedos son aprendidos contesta Enma.La muerte no me asusta, pero sí el dolor o la pérdida de calidad de vida, comenta otra persona. María Luisa recuerda una frase de Platón vivir es aprender a morir. Las ideas y las dudas se suceden con el entusiasmo de todos.
Predisposición.
Juan Carlos y María Luisa explican cómo en los cafés que dirigen tratan de huir del diálogo entendido como confrontación: Intentamos poner el acento en la investigación en conjunto, en la indagación, en profundizar alrededor de un tema, en la capacidad para escuchar al otro y para cuestionarte tus propias creencias, no para negarlas, simplemente se trata de tener cierta predisposición para someterlas a examen.
Hace más de un año que los cafés filosóficos se pusieron en marcha en Madrid en algunas librerías y bibliotecas públicas con un éxito sorprendente, las listas de espera para participar en cada una de las reuniones dan fe de ello.A mí no me sorprende que tengan éxito dice Marisa porque responden a una necesidad tremenda de la sociedad, a lo mejor la gente no puede ponerlo en palabras, pero cuando llegan dicen: ¡Esto es lo que estaba buscando!.
Con una copa de vino.
El padre de la idea fue el filósofo francés Marc Sautet, que la puso en práctica en 1992 en el café parisino El Faro, cerca de la plaza de la Bastilla. Ahora Francia cuenta con casi 300 cafés filosóficos y la idea se ha extendido por todo el mundo. Barcelona y Sevilla también albergan este tipo de reuniones. Sevilla además tiene el privilegio de ser el único lugar donde además de café tienen vino filosófico. Cada quince días un grupo de gente se reúne en Castilleja de la Cuesta para disfrutar con la presentación de un vino y al mismo tiempo mejorar, a través del diálogo, su capacidad de pensamiento.Los que acuden son gente de a pie que tiene determinadas inquietudes, se trata de razonar y todo el mundo puede hacerlo. Los filósofos estamos interesados en poner en funcionamiento esa capacidad, ir un poco más allá de la opinión para que la gente argumente, comenta José Barrientos, coordinador del VIII Congreso Internacional de Filosofía Práctica que acaba de celebrarse en Sevilla y organizador de estas reuniones.
La Asociación de Filosofía Práctica de Cataluña (AFPC) organiza también desde hace más de un año en los clubes Sant Jordi de Barcelona, en colaboración con La Caixa, los Momentos para vivir, un tipo de café filosófico especialmente dedicado a la gente mayor. Jaume Puigferrat, director de la AFPC, explica cómo en estas reuniones lo importante no es la sabiduría académica que pueda tener la gente sino sus experiencias para, a partir de ellas, ver o dar luz sobre el tema en cuestión, por eso cualquier nivel de formación es válido. Los temas estrella son la felicidad, el amor, el enamoramiento o la existencia de Dios y todos responden a tres preguntas básicas: ¿Qué somos? ¿Qué hacemos? ¿Hacia dónde vamos?.
Filósofos asesores.
Diez años antes de que se pusieran en marcha los primeros cafés, el filósofo alemán Gerd B. Achenbach abría la primera consultoría filosófica. Mónica Cavallé, presidenta de la Asepraf y autora del libro La filosofía como terapia, explica lo que es un asesor filosófico: Es un licenciado en Filosofía que ha recibido un entrenamiento para ofrecer un espacio de reflexión dialogado, tanto con grupos como con individuos y que te orienta a planificar retos existenciales, dudas, crisis o situaciones personales. Partimos del hecho de que en muchos conflictos que provocan sufrimiento está latente un problema filosófico. Pero no pretendemos sustituir a la psicoterapia ni a la psiquiatría. Es más, si vemos que alguien necesita ese tipo de abordaje le remitimos al profesional que corresponda.
La vicepresidenta de la AFPC, Rayda Guzmán, asegura que los temas más habituales que trata en su consultoría son los problemas de pareja y en segundo lugar, los de índole existencial: Es gente que ha pasado por psicólogos, por psiquiatras, medicados con ansiolíticos pero que consideran que su gran problema no es cómo se sienten sino que no tienen un proyecto de vida, su vida ha perdido sentido.Y yo siempre les digo que no levito, ni hago milagros, ni doy soluciones mágicas, pero que si están dispuestos a pensarse su propia vida, pues adelante.
José Barrientos asegura que un asesor filosófico tiene dos misiones: Una, ayudarte a pensar, y otra, mejorar tu pensamiento. Por su consultoría sevillana han pasado jóvenes con problemas de identidad sexual, víctimas de la violencia de género y ancianos con un cáncer terminal que no saben cómo enfrentarse a la enfermedad y a la propia muerte. Mónica Cavallé resalta que las consultas no tienen un carácter de recetario ya que las ideas que te llegan son las que tú mismo alumbras. Es un proceso en el que se hace pensar a la persona mediante preguntas o sugerencias, haciéndole ver sus contradic-- ciones y sus conexiones ocultas para que termine dando respuestas propias. No se trata de dar respuestas prefabricadas, asegura.
Las empresas se apuntan. ¿Se imagina hablando con sus compañeros de trabajo sobre qué es la felicidad? Pues ya es posible en los cursos que imparte Praxis. Según Jaume Puigferrat, director de esta consultoría, hasta el momento han trabajado con empresas de entre 50 y 250 trabajadores y de todos los sectores: desde el textil hasta los servicios. En su opinión, los empresarios están cambiando el chip y cada vez se dan más cuenta de que dependen de los recursos humanos.Los que nos buscan comprenden que están dirigiendo un equipo de personas y no de robots. El asesoramiento puede ser particular, a cargos intermedios y superiores. En este caso se les da un marco en el que sus inquietudes, sus problemáticas más internas, que a la vez influyen en su actividad, salgan a la luz. Pero en Praxis también dan cursos colectivos sobre distintos temas en forma de diálogo socrático, en grupos de siete u ocho personas como máximo y agrupados por departamentos. Se imparten lo mismo a los comerciales como a los que trabajan en el almacén y pretenden ser una dinamización que desbloquee, cambie y oxigene la vida cotidiana en el trabajo de la empresa. La experiencia de Jaume Puigferrat con estos cursos es altamente positiva y confiesa que aunque al principio la gente suele tener una actitud bastante escéptica, después el diálogo suele ser muy abierto e incluso hay problemas de falta de tiempo.La gente no quiere terminar porque no es el típico curso rollo. Los temas van directamente a lo más hondo de la persona y todo el mundo se puede sentir implicado. Eso sí, las empresas exigen una cláusula de confidencialidad y no sueltan prenda para no dar pistas a la competencia sobre cómo solucionan sus conflictos. ¿Será que funciona?
Para una cabal lectura del artículo remitimos a su edición impresa y/o digital revista tiempo o wwww.tiempodehoy.com
Colgado por Samuel Izquierdo
5 comentarios
Kety -
Profesor Portillo -
No tuvo mucho éxito.
Años después todavía se pueden comprar algunos de los libros que les sobraron en las tiendas de restos de edición.
IRREVERENTE -
antonio -
El artículo de Fuencisla es sugestivo. Gracias, Samuel.
antonio -
El artículo de Fuencisla es sugestivo. Gracias, Samuel gracias