Blogia
DIDÁCTICA de la FILOSOFÍA

Un manotazo duro, un golpe helado

Un manotazo duro, un golpe helado

Escribía el otro Carlos de nuestro grupo, el Estacio (que ahora se ha quedado huérfano), este comentario el día 19 del mes pasado. Y merecía su sitio aquí, por eso lo incluyo (G.A.), aunque un poco tarde:

Quedé ayer aturdido por este “manotazo duro” y “golpe helado” del destino. Y es que, “como el rayo”, se nos había muerto Carlos Portillo, nuestro Carlos Portillo.

Más que tus entrañables palabras de homenaje, Luis, me impresiona la fotografía que has colocado en el post. En este caso sí vale el tópico de la superioridad de la imagen sobre el millar de palabras.
Ahí está el profesor Portillo exactamente tal como lo conocí (qué extraño y cruel resulta utilizar el pasado para referirnos a él): con su sonrisa característica, delineada desde la distancia irónica y de la proximidad que emana de la bonhonomía.

Y, en efecto, así era Porti: su trato tan accesible y afable iba siempre de la mano de una extraordinaria capacidad para analizar lúcidamente cada situación y encontrar siempre la mejor salida. Cordial “en el buen sentido de la palabra”, o sea, también perspicaz, como exige el oficio del filosofar, incluso astuto si la ocasión lo requería.

Dice Miguel Florián, “¡Y tener que morir, renunciar a los destinos insospechados que tramamos! ¡Tener que acallar con arena los murmullos que en el seno de la carne borbotean!”.

La guadaña es un poco más cruel en este caso, no sólo por su juventud (“todos los hombres mueren demasiado jóvenes”, afirmaba Stevenson), sino por tantas posibles aportaciones y valiosos proyectos que han quedado de golpe huérfanos.


En cierta medida como nosotros, pues a ninguno se nos oculta que esta blog, el grupo de trabajo, muchas perspectivas sobre filosofía y didáctica, nuevas amistades y tantas otras cosas han sido posible únicamente gracias a él.


PD: Me hubiera gustado participar esta mañana de la despedida, pero una afección gripal me lo ha impedido.
Carlos R. Estacio

0 comentarios