Belleza y Fealdad, los polos de lo estético
En el año 2004 publicaba Umberto Eco en España su Historia de la Belleza, ahora -en 2007- nos llega el reverso de la moneda, la Historia de la Fealdad, ambas en la editorial Lumen. De la belleza hemos tenido reflexiones habituales a lo largo de la Historia que han configurado el campo propio de los estético. Sin embargo, la fealdad, a pesar de la inevitable conexión con la belleza, no ha tenido semejante privilegido, dejada siempre de lado, marginal. La web de la editorial nos presenta la obra así: "Entre demonios, locos, enemigos terribles y presencias perturbadoras, entre abismos repulsivos y deformidades que rozan lo sublime, navegando entre freaks y fantasmas, se descubre una vena iconográfica extraordinariamente amplia y a menudo insospechada. Así que, tras haber contemplado a lo largo de estas páginas la fealdad natural, la fealdad espiritual, la asimetría, la falta de armonía y la deformidad, en un sucederse de lo mezquino, débil, vil, banal, casual, arbitrario, tosco, repugnante, desmañado, horrendo, insulso, vomitivo, criminal, espectral, hechicero, satánico, repelente, asqueroso, desagradable, grotesco, abominable, odioso, indecente, inmundo, sucio, obsceno, espantoso, abyecto, monstruoso, horripilante, vicioso, terrible, terrorífico, tremendo, repelente, repulsivo, desagradable, nauseabundo, fétido, innoble, desgraciado, lamentable e indecente, el primer editor extranjero que vio esta obra exclamó: «¡Qué hermosa es la fealdad!»"
Miguel Ángel Rosa
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