Práctica filosófica
¿De verdad el filósofo práctico ha de ser sólo un poste indicador? ¿De qué sirve una doctrina hecha de palabras congeladas?
Sopesar las argumentaciones y las pruebas, claro. Articular nuestras dudas, examinar ideas, convenciones, normas, pensar por uno mismo, por supuesto. ¿Es éste todo el ejercicio al que aspiramos?
Fueron los filósofos del pasado, al ofrecernos sus modelos de vida, quienes nos encaminaron hacia la praxis filosófica: una sabiduría o arte de vivir alcanzable mediante la razón y la educación (no necesariamente supresión) de nuestras pasiones y deseos.
Kong fuzi, el maestro Kong, sostiene que el hombre verdadero es aquel que no predica lo que hace hasta que no hace lo que predica. Y el mismo Aristóteles, al definir la felicidad, nos recuerda que no es una disposición, ni un hábito, sino una actividad.
Ajena al pensamiento, la vida es tierra ahogada entre zarzales. Ajeno a la vida, el pensamiento es tan sólo esperanza o fantasía.
El sabio no espera a vivir, ni imagina que vive: el sabio vive. Y vive feliz porque ha aprendido a vivir lo más feliz posible.
Luis Fernández Navarro
3 comentarios
Aulo -
un saludo
Luis -
antonio -