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DIDÁCTICA de la FILOSOFÍA

Bergson y Lahav

"Nuestra vida interior es como una sinfonía hecha de sombras multicolores de emociones y pensamientos y sentimientos y sensaciones. Estas sombras interactúan constantemente entre ellas y se desarrollan de maneras nuevas. El resultado es un flujo holístico, creativo y espontáneo, en el que cada momento moldeado por el pasado da luz a nuevas combinaciones y cualidades insospechadas.
Sin embargo, para los efectos del lenguaje y la comunicación, aislamos fragmentos específicos en nuestra conciencia y le damos nombres genéricos: ’un miedo’, ’una esperanza’, ’un dolor’. En consecuencia, somos como un oyente que no puede escuchar la sinfonía como una totalidad, sino sólo los sonidos separados. Estas cualidades separadas son como las hojas muertas que flotan en el río verdadero de nuestra vida. Así, llegamos a tener opiniones y actitudes fijas, gustos y emociones rígidos, y no vivimos de acuerdo a la plenitud en constante desarrollo de nuestras vidas interiores. En este sentido somos prisioneros de la rigidez de las hojas muertas.
Sin embargo, a veces sucede en momentos especiales, en los que necesito tomar decisiones importantes, que algo se rebela dentro de mí. De repente, el río que vivía escondido erupciona a través de las hojas muertas. Entonces, decido hacer algo en contra de mis opiniones habituales, en contra de mis preferencias fijas, en contra de mis miedos de años y mis ideales. No actúo por una razón específica, sino porque mi acción expresa todo mi ser - mi historia
personal y mis energías presentes y mi sentido de mí mismo y de la vida: Hice esto, porque esto es quien soy."

Si no es verdadero al menos es poético.

(De Bergson a través de Ran Lahav)

Antonio Pino

2 comentarios

merce -

Yo también pensé en Hume al leer este fragmento, también en Heráclito y en la teoría del fluir de Csikzentmihalyi.

Sí, si aislamos "pedacitos" nuestros y les ponemos nombre, ya no somos nosotros; la identidad es una abstracción, una quimérica idea, no procedente de impresión alguna, diría Hume. Sin embargo, no somos ni las partes ni sólo la suma de ellas. La complejidad de la identidad se niega a ser definida, es como pretender definir una mariposa en vuelo, ya no sería ella, la definición "atrapa" sólo uno de sus momentos.

Así, cada uno de nosotros somos una complejidad cambiante,afortunadamente fluyente, con posibilidades ampliatorias... hojas, sí, pero generando un bosque propio en el que se da una sinfonía de vacíos y llenos, porque, la música, no lo olvidemos, está hecha de silencios y notas.

Un saludo

Luis -

Poético, en cuanto hermosa forma de decir, y claro y verdadero. De Hume a Bergson y a Ran Lahav