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DIDÁCTICA de la FILOSOFÍA

La terapia Morita y la logoterapia

La terapia Morita y la logoterapia

Kurata Hyakuzô, novelista, padecía una alteración nerviosa cuyo síntoma era un constante zumbido de oídos (a veces llegaba a pensar que estaba dentro de una gigantesca lata metálica que estuviera siendo martillada desde todos los ángulos posibles), acudió al Dr. Morita (Psiquiatra) quien le dijo que su única cura pasaba por sentarse quieto en medio del ruido en sus oídos.

Kurata, además, estaba obsesionado con la idea de que podía ver la parte posterior de sus propios ojos, y esa sensación le perseguía despierto o dormido. Sólo cuando dejó de intentar evitarlo, la obsesión llegó a perder su gancho sobre él. La solución estaba, una vez más, en zambullirse en la situación que surgiera, fuese cual fuese ésta, a lo que el propio Kurata denominaba "la vida absoluta".

Yamada Kôun Roshi, maestro zen, que es quien recuerda a Morita y Kurata en una de sus enseñanzas, recuerda también el adagio "resignarte a la no-resignación". Es decir, por mucho que nos agitemos y nos revolvamos, no hay escapatoria posible a nuestras circunstancias actuales. Para mantener nuestra paz interior básica -continúa Yamada Kôun- tenemos que tener nuestra vista puesta en el mundo esencial, allí donde no hay sufrimiento.

(Tomado de la revista pasos, primavera 2007, nº 97, 27-28, publicada por la Fundación Zendo Betania)

Un planteamiento no muy alejado, creo, de la logoterapia: "lo que entra en juego en el proceso de curación de un cliente -dice Elisabeth Lukas- es la conciencia de que algo importante y valioso (en todo momento y siempre nuevo) le espera a él, a esa persona única e inconfundible, y que nadie más puede realizarlo en su lugar. Dicho de otro modo: nadie existe en vano, sino siempre en busca de algo"

(Tomado de El sentido del momento. Aprende a mejorar tu vida con logoterapia de Elisabeth Lukas, Paidós, 2007, 21)


(la foto es de Kurata Hyakuzô)

Antonio Pino

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